viernes, 19 de septiembre de 2008

Hace 23 años...



El 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 horas, un terremoto sacudió la ciudad de México durante aproximadamente dos minutos. Yo me encontraba en un municipio del Estado de México, el temblor era una experiencia nueva para mí y no puedo negar que la disfruté. Me preparaba para ir a la escuela, estaba en 5 de primaria. Llegué al colegio y tuve un día por demás normal. Cuando llegué a casa, mi madre y mi abuela estaban al pendiente de la televisión. Comencé a ver las imágenes e ingenuamente pregunté ¿dónde es eso? ambas me respondieron, es México.

Me impresionó la crudeza de las imágenes, pero aún más el hecho de que un fenómeno que había disfrutado por la mañana, hubiera causado tal nivel de destrucción en la ciudad que, amis 9 años, conocía bastante bien.

Los daños eran considerables, pero mi mente infantil no alcanzaba a ir más allá. Mi madre no me quiso llevar a la ciudad en mucho tiempo, por obvias razones. Tiempo después, con el pasar de los años, me enteré de las tragedias que se vivieron alrededor de este evento. Compañeros de escuela, amigos, que perdieron a alguien o que ayudaron durante el desastre y que me contaron de primera mano todo lo que les tocó vivir.

Es impactante el hecho de vivir algo como lo que pasó en la ciudad de México hace ya 23 años, pero creo que la lección más grande que nos pudo haber dejado el fenómeno fue el hecho de la unidad y la cooperación. Todos los ciudadanos se unieron como un solo cuerpo para rescatar a las personas que habían quedado sepultadas y trabajaban todo el día todos los días para salvar el mayor número de vidas. Durante esos meses, el trabajo de todos ayudó a muchas personas de muchas maneras. No había separación por estatus económico, ni por consanguinidad, ni por raza, ni por religión...

Esa unidad que llevó al rescate de tantas personas es una muestra de que, cuando nos proponemos movernos como un solo cuerpo y como un solo corazón, podemos hacer muchas y grandes cosas. Ojalá que ese espíritu nos inundara y luchemos contra todo aquello que ahora nos lastima como sociedad: la discriminación, la intolerancia, la violencia, la pobreza...

Dice una vieja canción que si todos a un tiempo damos un salto podemos hacer temblar el mundo; saltemos todos a una vez y comencemos a trabajar por hacer de este un mejor país para nostros y los que vienen detrás. Creo que si podemos hacer esto, podremos rendir un mejor homenaje a los hombres y mujeres que murieron aquella trágica mañana de septiembre.

1 comentario:

Negrobiche dijo...

hola jesus oye ya tengo una pagina tambien en blog te la mando y estamos en contan¡cto