martes, 12 de abril de 2011

Análisis social

Nos quedamos sorprendidos, cuando uno se da cuenta en periódicos o radio, que el sicario no superaba los 18 años. Cuando los cuerpos de los 3 o 4 ejecutados, correspondían a adolescentes de hasta 14 años de edad.

Frente a lo anterior, el Psiquiatra dominicano César Mella, hizo publicar el siguiente trabajo, que creo que a todos los que somos padres, o seremos abuelos algún día, nos debe interesar; el texto que me llegó suscrito por el doctor Mella, es el siguiente:

Yo me preguntaría y plantaría la siguiente pregunta: ¿cómo eduqué o estoy educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis hijos?

A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela y, digo llevarlos porque no tienen que tomar el camión o caminar larguísimas distancias para llegar a ella.

Se levantan generalmente irritados porque se acuestan muy tarde, viendo televisión por cable, jugando playstation, hablando o enviando mensajes por teléfono o chateando por la Internet.

No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar.

Tienen los juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod, blackberry y computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su actualización. Hoy los hijos, muchas veces sin merecerlo, presumen el celular más novedoso. El nextel más costoso. La Lap más equipada. Nada les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más, hay que pagar la reparación, a la brevedad y sin chistar.

Idolatran amigos y a falsos personajes de realitys de mtv. ¡Ah! pero viven encontrándole defectos a los padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda.

Se cierran automáticamente a quien les hable de moral, honor y buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en internet!

Nos asombramos, porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por ellas, cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella, y todavía se quejan a porque eso no me alcanza.


Si son estudiantes, siempre inventan trabajos de equipo o paseos de campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un embarazo, habiendo probado éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo alcoholizados.

Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela, lejos de ser agradecidos te contestan, con desfachatez: yo no pedí nacer, es tu obligación mantenerme o quien les manda andar de calientes.

Definitivamente estamos jodidos, pues la tasa de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados y con trabajo, hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta los partos de sus hijos.

Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o media alta (o de capas medias urbanas) que bien pudieran estar entre los 14 y los 28 años, si es correcto 28 años o más ¿lo pueden creer? y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza.

¿Entonces en qué estamos fallando?

Yo sé, dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes, pues para los nacidos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado era levantarse de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tenían que ayudar a limpiar la casa; no se frustraban por no tener vehículo, andaban a pie a donde fuera, siempre lustraban sus zapatos, los estudiantes no se avergonzaban de no tener trabajos gerenciales o ejecutivos, aceptaban trabajos como limpiabotas y repartidores de diarios.

Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no dio resultado y mandó todo al diablo:


¡Yo no quiero que mis hijos pasen, los trabajos y carencias que yo pasé!

Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero.

Muchos de los nuestros hijos, a los 10 años ya habían ido a Disneyworld mínimo dos veces, cuando nosotros a los 20 si bien nos iba conocíamos la Ciudad de México, con su hoy vetusto y atiborrado Metro.

El dame y el cómprame, siempre fue generosamente complacido convirtiendo a nuestros hijos en habitantes de una pensión, con sirviente (a) y todo incluido, que después intentamos que funcionara como hogar.

Es alarmante el índice de divorcios que se está generando, van a la conquista de su pareja y vuelven al hogar, sólo unos meses más tarde, divorciados porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro en su nueva vida. Como nunca batallaron en la pensión con sirviente incluido, en la que se les convirtió el hogar paterno, a las primeras carencias en el propio, avientan el paquete y regresan a la casa para que la mamá y el papá continúen resolviéndoles la vida.

Este mensaje es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos, edúquenlos con principios y responsabilidades. háganles el hábito del ser agradecidos.

Háganles el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa en la cual no aportan para el pago de servicios. Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz, agua, renta. Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en casa ajena cuando van de visita.

Por ese domingo o cuota semanal o mensual, edúquenlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento. Que los sábados o domingos laven el carro, ayuden a limpiar la casa, NO SU CUARTO, esa debe ser obligación de siempre sin pago de por medio. Háganles la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen simbólicamente, por todo lo que gratuitamente reciben, implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que ustedes pagan, y por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede generar una relación en sus mentes trabajo=bienestar.

Que entiendan que asistir a la escuela, es un compromiso con la vida, que no es ningún mérito asistir a ella. De la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá su calidad de vida futura.

Todos los niños deben desde temprano aprender a lavar, planchar y cocinar, para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles.

Cuida lo que ven y ves con ellos en la televisión, y evita caer en el vicio social llamado telenovelas, los videojuegos violentos, la moda excesiva y toda la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó. Cuando ocupes corregirlos, aconséjalos, platica con ellos, no los ofendas, no los reprendas en público. Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán.

Estamos comprometidos a revisar los resultados, si fuimos muy permisivos, o sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las empleadas domésticas y en un medio ambiente cada vez más deformante.

Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen la oportunidad de cambiar o hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron. Nosotros estamos pagando con sangre la transición.

Que cada quien tome lo que le corresponda. Que haga lo que pueda y quiera. Recuerda que para que triunfe el mal, solo se necesita que la gente buena lo permita...


Cabe mencionar que el análisis no es mio, me fue enviado por mail y me pareció importante compartirlo.

jueves, 8 de julio de 2010

Inundaciones en México




!!!SIGUES TIRANDO BASURA EN LA CALLE¡¡¡
ENTONCES, NO TE QUEJES.

Chistesines...


Mi mujer y yo, siempre que salimos, caminamos tomados de la mano...
Si, la suelto, se pone a comprar...

Ella tiene una batidora eléctrica, una tostadora eléctrica, máquina de hacer pan eléctrica... Un día me dijo: -"Caramba, tenemos un montón de aparatos eléctricos, y no tenemos nada para sentarnos...”
Pensé en comprarle una SILLA ELÉCTRICA, pero me contuve...

Yo me casé con "doña Tengo Razón"... Solo que no sabía que su segundo apellido era "Siempre"... Ya hace 18 meses que no hablo con ella...
Es que no me gusta interrumpirla. ..

Tengo que admitir que nuestra última discusión fue culpa mía...
Ella me preguntó: -"Que estás viendo en la tele...?"
Y yo le contesté: -"Bastante polvo..."

En el principio, Dios creó el mundo y descansó.
Creó al hombre, y descansó. Después creó a la mujer...
Y desde entonces ni el mundo, ni el hombre, ni Dios, tuvieron más descanso...

Un día nuestra cortadora de césped se estropeó. Mi mujer me colmaba la paciencia dándome a entender que yo debería arreglarla. Por mi parte, siempre acababa teniendo otras cosas mas importantes que hacer, tipo: lavar el coche, hacer un informe, en fin..., lo que a mi me parecía más importante.
Un día ella pensó un modo muy sutil para convencerme:
Cuando llegué a casa, me la encontré agachada en el césped alto, ocupadísima recortándolo con su tijerita de costura...
Eso me llegó al alma..., me emocioné...
Decidí entrar en casa, y volví después de unos minutos, llevándole su cepillo de dientes...
Se lo entregué, y se me ocurrió decirle:
- "Cuando termines con el césped, podrías también barrer el patio..."
Después de aquello, no me acuerdo de nada... estoy en blanco. Los médicos dicen que volveré a andar, pero que cojearé el resto de mi vida...

El matrimonio es una relación entre dos personas, en la que una siempre tiene razón…
y la otra es el marido.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Hace 23 años...



El 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 horas, un terremoto sacudió la ciudad de México durante aproximadamente dos minutos. Yo me encontraba en un municipio del Estado de México, el temblor era una experiencia nueva para mí y no puedo negar que la disfruté. Me preparaba para ir a la escuela, estaba en 5 de primaria. Llegué al colegio y tuve un día por demás normal. Cuando llegué a casa, mi madre y mi abuela estaban al pendiente de la televisión. Comencé a ver las imágenes e ingenuamente pregunté ¿dónde es eso? ambas me respondieron, es México.

Me impresionó la crudeza de las imágenes, pero aún más el hecho de que un fenómeno que había disfrutado por la mañana, hubiera causado tal nivel de destrucción en la ciudad que, amis 9 años, conocía bastante bien.

Los daños eran considerables, pero mi mente infantil no alcanzaba a ir más allá. Mi madre no me quiso llevar a la ciudad en mucho tiempo, por obvias razones. Tiempo después, con el pasar de los años, me enteré de las tragedias que se vivieron alrededor de este evento. Compañeros de escuela, amigos, que perdieron a alguien o que ayudaron durante el desastre y que me contaron de primera mano todo lo que les tocó vivir.

Es impactante el hecho de vivir algo como lo que pasó en la ciudad de México hace ya 23 años, pero creo que la lección más grande que nos pudo haber dejado el fenómeno fue el hecho de la unidad y la cooperación. Todos los ciudadanos se unieron como un solo cuerpo para rescatar a las personas que habían quedado sepultadas y trabajaban todo el día todos los días para salvar el mayor número de vidas. Durante esos meses, el trabajo de todos ayudó a muchas personas de muchas maneras. No había separación por estatus económico, ni por consanguinidad, ni por raza, ni por religión...

Esa unidad que llevó al rescate de tantas personas es una muestra de que, cuando nos proponemos movernos como un solo cuerpo y como un solo corazón, podemos hacer muchas y grandes cosas. Ojalá que ese espíritu nos inundara y luchemos contra todo aquello que ahora nos lastima como sociedad: la discriminación, la intolerancia, la violencia, la pobreza...

Dice una vieja canción que si todos a un tiempo damos un salto podemos hacer temblar el mundo; saltemos todos a una vez y comencemos a trabajar por hacer de este un mejor país para nostros y los que vienen detrás. Creo que si podemos hacer esto, podremos rendir un mejor homenaje a los hombres y mujeres que murieron aquella trágica mañana de septiembre.

miércoles, 25 de junio de 2008

De antro...


Es de todos conocida la tragedia que ocurrió el pasado viernes 21 de junio en un antro denominado News Divine, donde una redada policiaca culminó en la muerte de 12 personas, entre ellos, varios menores de edad de entre 13 y 17 años, además de tres policias. Después de muchos dimes y diretes, el Jefe de Policia en el Distrito Federal, Guillermos Zayas, fue destituido de su cargo, mientras que los familiares de las víctimas piden la cabeza del titular de la SSPDF, Joel Ortega. A la fecha, se ha destapado la cloaca que se escondía detras de las puertas de este antro: drogas, alcoholismo, corrupción de menores y abuso sexual. Ante esta situación, cabe hacer la siguiente reflexión:

1.- De acuerdo con los medios de comunicación y las declaraciones de los vecinos, se había interpuesto una queja ante la delegación Gustavo A. Madero desde el año pasado denunciando dichas irregularidades, sin embargo, el diputado perredista Andrés Lozano reconoció que renovó la licencia de funcionamiento del establecimiento, "sin verificar el estado del inmueble" (y por supuesto la operación del mismo), cuando fue director general jurídico y de gobierno de dicha delegación (El Universal, 23/06/08). A pesar de esta negligencia, no se siente responsable de la muerte de estas personas pues, argumenta, fue responsabilidad del dueño del establecimiento la saturación del mismo. Pregunta: ¿no era también su responsabilidad revisar el estado del inmueble y la operación del mismo antes de renovar las licencias? ¿o es que hubo argumentos ($$$) que lo convencieron de dicha acción?

2.- La acción de la policia ciertamente fue extrema, y en nada se justifica el abuso de la autoridad en estas acciones, sin embargo, desde mi perspectiva, existe una gran contradicción tanto en la manera de actuar de nuestros policias, como en nuestra percepción de sus acciones; la policia se muestra extremadamente dura en aquellas situaciones de fácil control y extremadamente débil en situaciones que requieren rigor casi militar; por otro lado, nosotros mismos exigimos una policia fuerte que nos defienda de la delincuencia, pero cuando se decide a actuar, somos los primeros en poner un alto, y si no, tomemos como ejemplo las acciones de El Salado, las redadas en Tepito y los intentos de desbloquear las avenidas cuando están invadidas de marchantes que protestan porque no tienen otra cosa que hacer. Entonces ¿qué tipo de policia es la que queremos realmente? y ¿qué estamos dispuestos a hacer para tenerla?

3.- Que había menores de edad en el antro, no es noticia nueva. Los antreros, con tal de ganar, se hacen de la vista gorda y dejan pasar a los adolescentes sin mayor dificultad. Pero, desde mi perspctiva, este no es el mayor problema. Los familiares de los niños fallecidos marcharon a Los Pinos para protestar y exigir respuestas y soluciones. A mi me surge una duda inmensa: alguno de los presentes le preguntó a los compunjidos padres si estaban enterados de ¿dónde estaban sus hijos? Si la respuesta es NO, entonces papá, mamá, dónde estabas o qué hacias que no sabías en lo que estaban tus hijos; si la respuesta es SI, entonces papá, mamá, sabías del riesgo que conlleva visitar esos lugares, de todo lo que puede ocurrir dentro, y ¿aún así les permitiste ir? En ambos casos los padres de familia son tan responsables de lo ocurrido como los antreros sin escrúpulos que trafican con la vida, la salud y la integridad de los demás; o los policias que actuaron con extrema violencia. El que estos lugares sean para mayores de edad tiene su razón de ser. Se escucha duro, pero creo que cada uno debiera tomar su propia responsabilidad y aceptar las consecuencias de sus actos.

Son muchas las voces que se están levantando en torno a este tema, y muchas las opiniones encontradas que se tienen y se tendrán. Quizá sea uno de esos eventos cuyo juicio es preferible dejarlo a la historia.

martes, 24 de junio de 2008

Dicho en Internet


Un mexicano está tranquilamente tomando su desayuno, cuando un típico estadounidense, mascando chicle, se sienta a su lado. El mexicano ignora al yanqui, y el americano no muy contento con eso, trata de darle conversación preguntando:

'Excuse me', ¿ustedes se comen todo el pan?

- Por supuesto -contesta el mexicano-.

- Nosotros no, sólo comemos la migaja de dentro del pan y la parte de fuera la ponemos en un 'container', la reciclamos, la transformamos en harina y la exportamos a México.

El mexicano escucha en silencio, imperturbable...

El americano sigue mascando chicle e insiste:

- ¿Ustedes se comen la mermelada con el pan?

- Por supuesto, contesta el mexicano.

- Nosotros no. Nosotros en el desayuno comemos fruta fresca, la cáscara y las semillas las ponemos en otro 'container', las reciclamos, la transformamos en mermelada y la exportamos a México.

El mexicano, ya un poco alterado, le pregunta:

- Y ustedes, ¿qué hacen con los condones después de usarlos?

- Los tiramos a la basura, 'of course'!! ......dice el Americano...

- Nosotros no; después de usarlos los ponemos en un contenedor, los reciclamos, los transformamos en chicles y los exportamos a los Estados Unidos...

viernes, 6 de junio de 2008

Por los museos de México


Exposición de Daniel Lezama

El pasado miércoles tuve la oportunidad de ir al Museo de la Ciudad de México a ver la exposición del pintor mexicano Daniel Lezama.

A titulo personal, la obra contiene muchos elementos de la idiosincracia mexicana, sin embargo abundan los temas se repiten con una frecuencia casi obsesiva: los cuadros están llenos de figuras patrioteras combinadas con una denigrada religiosidad guadalupana, el folklore de las fiestas de barrio en su expresión más sucia y burlesca y desnudos de hombres y mujeres, entre los que sobresalen las relaciones edípicas y eléctricas (como en el cuadro que pongo como ejemplo titulado "Amor Eterno" donde los protagonistas son el cantante Juan Gabriel y su madre) revestidas de una inocencia pervertida en la imágen de los púberes desnudos, autoerotizados o inflamados por la presencia de los padres o de otros adultos. Las obras llaman la atención por la fuerza de la expresión, el empleo de técnicas y colores y el fondo que reviste cada una de las situaciones.

Sin duda, una buena exposición, pero obviamente, no apta para todo público.